miércoles, 7 de mayo de 2008
Humble Siren
Llegada expectante al DF, días lindísimos, cosas por hacer, tiempo muy bien aprovechado, y gastos extras.
Una entrada que para mi condición actual resultó demasiado cara, y la decisión que tuvo que tomarse -"y bueno, tampoco es la muerte, y ahora que es más conocida, segurísimo va a volver".
Lunes por la mañana a mil y la llamada de dónde nos vemos y qué hora. Ouch. Mantra azteca: ni modo.
Regreso pensando cuál sería mi premio consuelo.
Llamada de amiga que, a pesar de todo, de las distancias y las ausencias, es Amiga, y no por esto -por mucho más-: "Fíjate que A chocó el viernes, y está con collarín. Le duele la espalda y no puede hacer esfuerzos. No va. ¿Vamos? te invito".
El destino habló. Y no se equivocó. Estuvo lindísimo. Felíz de haber ido. Felíz como una lombríz. Ser turista, aunque pobre, en el DF, rocks.
Esta chica, tan linda, tan buena cantante, con semejante presencia escénica, semejante banda, semejante cantidad de seguidores alabadores, semejante disco, semejante aura, semejante voz.
Y tan humilde, y tan simple, y tan comunicativa, tan dulce, tan ella.
Buenísimo. En todos los sentidos. Hits kept on coming from everywhere.
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