A veces, las más, está en vos.
En la punta de tu naríz de botón, que sacudís riéndote cuando le aprieto la punta suavecito, y medio protestás cuando insisto porque me encanta y resulta para mí irresistible.
En tu sonrisa dormida y tu abrazo después de hacer el amor.
En las borracheras compartidas y tu carita somnolienta al día siguiente, cuando me dejás dormir aunque sea una hora más.
En tus manos que dicen te quiero de todas las formas posibles y no conocidas.
Y hoy dormimos siesta, y ahora el sol qué rico, acá adentro.
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