Es lo más hermoso que hay.
Puede dar amor, placer, sostén, consuelo, calor. Contiene a la vida, la ayuda a realizarse en cada acto, en cada gesto, en cada sentido, en cada emoción.
Potencialidad, es un cuerpo en su papel de vehículo de la vida, cuna, protector.
Veo mi cuerpo en el espejo mientras pienso esto.
Mi cuerpo, el cuerpo femenino, es, para mí -quizás por ser mujer... pero me pregunto si pensaría diferente siendo un hombre... por lo que escucho de los que me rodean, quizás no tanto- siempre, hermoso, conmovedor, generoso, sensual.
Las mujeres crecemos con la idea de que no somos ni bellas, ni sensuales, ni deseables.
Porque eso no sirve.
Antes que nada, nuestro cuerpo debe ser bonito, perfecto, inalcanzable, sexy. Como el de las chicas que salen en la tele en topples y tanga blanca tomando sol en las playas de Punta del Este mientras fuman y toman champán, mirando a cámara incitantes, desafiantes.
De esta manera, el cuerpo, maravilloso y sabio, pasa a ser una carga, a veces hasta molesta y desagradable. Porque no está bien, porque siempre -siempre- le falta o le sobra, y queda fuera y no es deseable... y se convierte en una cosa, perfeccionable, modificable, reconstruible... deshechable.
Porque ninguna mujer -no importa cuán buena sea su genética- salvo actrices y modelos, quienes viven de y para ser bonitas, sexys, perfectas e inalcanzables -lo que en realidad equivaldría a decir expertas de la auto-modificación permanente-, puede ser así. Ni siquiera, suponiendo que se reconstruyera, mantenerse igual de por vida... y tener una vida normal a la vez.
Entonces, una mujer, cualquiera, que haya nacido en el mundo occidental en algún momento entre 1960 y hoy, y no es actríz o modelo, no es, física y estéticamente, lo que debería ser, y por lo tanto no puede hacer lo que haría, ni tener lo que tendría si fuera lo que debería ser. Eso es lo que aprendió. En resumidas cuentas.
Y lo estético, históricamente, ha sido vital para el desarrollo de la cultura humana. Y lo estético, hoy, está representado en lo físico y sus extensiones -iba a decir materiales, pero entre un cuerpo que se vuelve una cosa y sus extesiones "materiales" ya no hay diferencia, ya no hay humanidad que marque el límite-, claramente establecido y delimitado.
Claro, hay otras opciones para abordar y vivir la cuestión. Pero son eso. Posibilidades alternas, elecciones diferentes. Y las alternativas sólo pueden descubrirse una vez que se alcanza cierta madurez y autonomía como para empezar aunque sea a cuestionarse lo establecido. Y de ahí a realizar elecciones diferentes, hay otro camino que recorrer.
Y lo anterior, en el caso de una mujer que ha sido criada de manera, "ordinaria", es decir, dentro de lo establecido, expuesta a las ideas, entornos y tendencias comunes a todas, pasa luego de un buen rato.
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