jueves, 5 de febrero de 2009

Me reencontré con Fer. Si el de Fer de más abajo. Está felíz, muy bien, haciendo lo que le gusta, en pareja con la mujer que siempre quiso y quiere, tiene una hija HERMOSA que se llama Esmeralda (Esmeralda!!!).

Una amiga se acaba de comprometer, trabaja en el mismo edificio que yo, ayer subimos varias a felicitarla y ver su anillo.

Una de mis amigas más queridas acaba de ser mamá. Su hija es bellísima, se llama Montserrat (¿qué onda con el reciclaje y los nombre vintage?). Tiene una casa propia, hermosa, un marido que es un personaje, un tipazo, un amor. Hasta tiene una perrita (no comprada, adoptada en un refugio de perritos abandonados, comulgamos con la solidaridad y el humanismo).

Es raro esto de ver todo lo que pasa a tu alrededor. Sobre todo cuando no te pasa a vos, y, por así decirlo, debería estarte pasando (vil parámetro social, y si bien hace rato entendimos que no formamos parte de el, jode).

Estoy felíz por mis amigos. Los quiero entrañablemente, a pesar de las distancias, a pesar de no vernos siempre ni seguido. Los quiero muchísimo, y estoy tan felíz por ellos. Porque están bien, porque tienen la vida que quieren y se merecen (aunque bueno, en honor a la verdad se merecen eso, y mucho más).

Entonces qué me pasa? por qué me siento mal? por qué (si, debo reconocerlo) hubo cierto asomo de envidia por ahí?

Podría ser porque, a mis 30, no tengo casa propia, no tengo coche, comparto departamento con amigas por lo que no puedo tener perro.

Podría ser porque tengo un trabajo que si bien algunos heredarían felices y agradecidos, ya no me inspira, me cuesta, me aburre, aún más si le sumamos a eso el increiblemente absurdo submundo que es la oficina y todas sus mediocres y enfermizas dinámicas, lo cual, francamente, de aburre aún más, hasta la desesperación.

Podría ser también que no tengo hijos, ni un pareja real... bueno, tengo pareja, si, pero está total, absoluta y cada vez más claramente doomed: transita derechito a ningún lado (y lo quiero eh?, no me malentiendas, y es un buen tipo, y tiene buen corazón, y creo que lo he hecho muy felíz, pero le tiene tanto miedo a la vida y a las relaciones, y es tan infantil...)

Pero no. No es eso. No es ni la falta de casa, coche, o perro. Ni el desencanto en el trabajo. Ni la falta de hijos o compañero. Esos son detonantes.

Honestamente prefiero la bici al coche, tendría perro sólo si viviera en una casa enorme con un parque donde pueda correr (los perros en los departamentos me dan una tristeza infinita), los hijos es un tema que aún no termino de resolver (me encantan los chicos, y amo a los de mis amigos, pero un propio...mmm), así que digamos que en realidad mi única preocupación real en este momento es tener una casa propia... al tema compañero siempre le podemos encontrar la vuelta, y el trabajo siempre se puede cambiar.

Hay que ir más atrás. Lo que me molesta. Lo que me duele. Lo que me da envidia en el fondo.

Esta gente que está tan bien y haciendo tantas cosas que le gustan, en algún momento se dió cuenta de lo que quería y empezó a laburar para que asi fuera. Si bien yo no podría ser ninguno de ellos (aunque debo decir que me parezco bastante a Fer), ni tener sus vidas, envidio el hecho de que hayan sabido mantener el timón a pesar de todo y a lo largo del tiempo, y ahora están donde quieren —lo anterior parece frase de libro de autoayuda—.

En resumen: uno tiene la vida que se construye. Y de repente me doy cuenta que no es un tema de lo que tenés, lo que lograste o no —éxito, pues—, y tal. Lo que me molesta es que yo no supe ni estoy sabiendo construir la vida que quiero. Y no me gusta sentirme frustrada, y me doy cuenta que el miedo se ha instalado bastante a gusto últimamente en mi cabeza, y yo siempre fui anti-miedo: el miedo me activaba. Y logró paralizarme.

No no. Esto no puede seguir así.

Se vienen cambios.

Keep tunned in.

No hay comentarios: