jueves, 5 de junio de 2008

Y sigue el culebrón...

Hace tres días cortinas cerradas en casa. Yo, encerrada laburando y mil cosas en la cabeza, ni tiempo de preocuparme, odio malvibrar. Por fin ayer un poco más de libertad y aprovechar para salir a hacer cosas.

Llegada a casa por la tarde. Se me acerca el guardia. "Oiga, vino la señora C a preguntar por usted". Cara de boluda. "Sí? qué raro. Por mí? necesitaría algo? Bueno, Gracias Don J".

Vuelta al encierro -qué suerte tener tanto que hacer en estos días- y el bichi que llega. Timbre. Timbre. Timbre. En pleno retozo, no iba a contestar. Igual creo que no hubiera necesitado la excusa.

Hoy en la mañana, regreso del ejercicio y Don J, otra vez: "Oiga, me preguntó la señora C por usted, otra vez". Cara de boluda. "Ah, sí? qué raro, qué querrá?". "Me preguntó si había salido a correr...".

Me están cargando. Me están jodiendo.

A ver, esta historia empezó el viernes. EL VIERNES. No entiendo, de veras, cómo en tan poco tiempo -menos de una semana- puede ponerse tan heavy la cosa.

Pero bueno, parece que el mensaje llegó a puerto. El timbre no ha vuelto a sonar, y ya no escucho puertas abrirse "casualmente" al salir de casa. Sobre todo, ya no me las cruzo hasta en el súper. Será que volvió la paz? ojalá.

Sé que probablemente sueno a mamona y a neurótica. Y quizás lo sea. Pero si hay algo que no puedo concebir es que un tercero se sienta en el derecho de meterse en tu vida, controlarla, decidir por vos, e imponerte su voluntad.

Espero que esta sea la última anécdota al respecto que tenga para contar.

1 comentario:

Po dijo...

Hey!!! Cambiaste de dirección del blog y no podía dar contigo. Te echo mucho de menos morocha. Mmm... qué hay de nuevo, leí algo de que ya estás estudiando... cuenta, cuenta. Ya sabes que acá se te extraña, no te pierdas. Además de que sigo intrigada en qué terminó el desmadre con tus vecinas, eso te pasa por ser tan sociable, jijiji. Besos amiga.