lunes, 21 de abril de 2008

Music, sweet music...



Mi iPod siempre -salvo a veces que cuando me voy a dormir lo programo para que me arrulle con clásica y me despierte con jazz- está en shuffle.

Tengo mucha, pero muchísima música en él. Cosas que a veces me olvido que subí, que tenía, o incluso que me gustaban. Cosas que subo sin saber qué son y porque, o nombre y estilo suenan prometedores, o las recomienda alguien conocedor, interesante o conocido -por ejemplo, las recos del Cachuy, que está acá a la izquierda, a pié juntillas: las bajo a veces sin siquiera escucharlas.

Y me gusta que el perolito me sorprenda, que pase de un género a otro así, tan inconsciente y suelto de cuerpo, como Casals tocando las suites para cello de Bach, seguido de Towa Tei, seguido de Iggy Pop seguido de Los Abuelos de la Nada seguidos de Cassandra Wilson seguida de Serú Girán seguidos de Squirrel Nut Zippers seguidos de Pedro Aznar seguido de Astrid Hadad seguida de Vangelis seguido de Led Zeppelin segudio de Farinelli, por poner un ejemplo, nomás.

Pero a veces, se porta como el orto el canijo. Y empieza medio flojo y sigue mal y va empeorando, y elige tooodas las canciones feas, aburridas y coladas, que siempre que escucho me prometo a mí misma borrar la póxima que lo actualice -y obvio siempre me olvido-, temas tan pero tan malos e inconexos que ni siquiera en el hecho de que todos son música podés encontrar una relación.

Pero ayer. Qué maravilla. Qué bonito, Qué considerado.

Manejando rumbo a San Miguel. Manejar. En carretera. Cómo lo disfruto. Y encima, en buena compañía -muy buena, bichi. Y encima, escuchando música buenísima. De repente, entre los inciales de Café del Mar, Massive attack y funkito y soulcito -básicos para el rélax, el buen rollito y el buen humor-, entrada la carretera, Sumo, y después, los Abuelos, y después, Los Pericos, y después Pedrito Aznar, hasta Fito en sus buenas épocas. Y Charly... y creo que algo más por ahí. Paisaje lindo, charlita a gusto, y un recorrido que pareció tan corto.

Y llegando, llegandito como dicen por ahí, empanadita, costillar, tanat y flan -si, todo eso!!!- en El 33, a ritmo de candombe.

Bué, parece que el mundo piensa seguir conspirando en mi contra, nomás.

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